El momento de comprar es un tormento para muchas personas, el número en la etiqueta se ha estigmatizado por mucho tiempo y se ha creado un prototipo de cuerpo perfecto que hace parecer irreal hasta a las modelos más cotizadas.
La confusión más grande se genera al momento de comprar en diferentes marcas, la mayoría de las veces la talla que somos en un sitio cambia considerablemente si cambiamos de tienda, y así no lo queramos, esto es un tema que finalmente afecta psicológicamente a muchas personas.
Pero para poder profundizar un poco en el tema, es necesario entender el detrás de éste mundo y cómo nació.
¿Cómo nacen las tallas?
Como tantos avances y desarrollos en el mundo, las tallas se empiezan a usar de manera sistematizada en las guerras mundiales, cuando se vió la necesidad de producir una gran cantidad de uniformes para miles de personas con tamaños diferentes.
Es en los años 50, que la creciente industria de la moda adopta este modelo y da paso al famoso “pret a porter” o “ready to wear”, lo que estandarizó los tamaños para dar paso a una compra inmediata, bajó costos de producción y agilizó procesos.
Este fue lo que abrió el camino a la moda rápida y a los modelos de negocio que hoy manejan grandes marcas como zara, H&M o forever 21.
¿Cómo se maneja el tallaje en cada marca?
Entender todo este proceso como un trabajo de mercado, nos permitirá entender un poco el detrás de este mar de confusión.
En el momento en que una marca se crea, debe definir su público objetivo o prototipo de cliente, esto debe ser tan detallado que se visualiza una persona con gustos, datos geográficos y estilo de vida puntuales. Este trabajo es el primer paso para definir el modelo a seguir en todo el concepto de un negocio, incluso en el patrón y tallaje que se usará.
Es por esta razón que normalmente nos ajustamos más a ciertas marcas y nos acostumbramos a un tallaje determinado, pues probablemente sus cortes y formas están hechas para tipos de cuerpo similares al nuestro, lo que puede indicar que estemos dentro de su público objetivo. De igual manera puede ocurrir lo contrario.
Aquí lo importante es comprender que no es posible ser el público objetivo de todas las marcas, por lo tanto no todo nos tiene que quedar bien y el número que vemos en la etiqueta es simplemente eso, un número.
La obsesión alrededor de todo el mundo por este tema ha llegado a niveles que no son sanos, por esto tantas marcas a nivel mundial llevan varios años tratando de generar conciencia, cada una a su manera, y aunque aún no se ha llegado al punto que se debería, se ha empezado a recorrer un camino de aceptación al que todos nos debemos sumar.